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LOS TEATRILLOS EN LA PEDAGOGÍA WALDORF

Arturo Cervantes

En los escuelas e iniciativas Waldorf de todo el mundo, los alumnos de Primaria y Secundaria presentan para sus comunidades, cada ciclo escolar, la escenificación de historias relacionadas con el currículo del grado que cursan.

Estas pequeñas piezas de teatro -“teatrillos”- son la suma de buena parte de las vivencias de los estudiantes y sus maestros, tanto en lo individual como en lo colectivo, a lo largo del ciclo.

Las temáticas de estos teatrillos se ubican en el marco de las narraciones que corresponden a cada grado. Así, los alumnos de primero escenifican algún cuento de hadas o de animales y naturaleza. En segundo, alguna de las fábulas o de las historias de vidas ejemplares. En tercero, algún pasaje del Antiguo Testamento o una Pastorela. En cuarto, algo relacionado con la mitología nórdica. En quinto, alguna de las historias de la mitología griega. En sexto, escenas de la caída de Troya o el surgimiento de Roma. Para los grados elevados, biografías de los personajes que se abordan a lo largo del ciclo escolar. Si bien estos son los lineamientos temáticos generales, el maestro de grupo es responsable de seleccionar la historia en particular que será montada.

¿Cómo hace el maestro para definir qué teatrillo montará?

Uno de los parámetros para tomar en cuenta es la medición y calificación del impacto que las narraciones generaron en el grupo de alumnos en el aula. Si sabemos que el segundo septenio orienta al educador a trabajar con la belleza y el sentimiento para ofrecer el alimento anímico adecuado a los alumnos, entonces tenemos que la revisión de las bitácoras de trabajo del año es una base muy importante para tomar la decisión sobre el teatrillo. No se puede optar por un pasaje o una historia que no generó movimiento emocional en los estudiantes. Lo conveniente es buscar una media en este sentido, para poder trabajar de manera equilibrada con la temática.

Otro factor para la definición del tema del teatrillo es la capacidad de retentiva de los alumnos. Como no se trata de generar una experiencia angustiante o estresante, sino de que los estudiantes se sientan cómodos con su desempeño -aunque siempre haya que promover salir de la zona de confort con algo de esfuerzo y voluntad-, lo ideal es que el maestro, que conoce a sus alumnos muy bien, se aproxime a varios temas o historias y las lea y relea antes de la presentación al grupo, para encontrar en sí mismo la respuesta a si sus estudiantes están en capacidad de asumir el aprendizaje y la puesta en escena. Por decantación, se puede ir llegando a un proyecto de trabajo. Y, por último, se busca una temática que vaya acorde con las necesidades anímicas del grupo, que aporte al desarrollo social e individual de los alumnos.

Las puestas en escena de los teatrillos Waldorf se realiza con la menor cantidad de elementos posible, para que la narración recaiga más bien en las actuaciones y los diálogos, aunque por lo general se requiere de ambientación y algo de utilería. Así, es muy positivo en el proceso pedagógico que encierran los teatrillos que toda la infraestructura para el montaje la lleven a cabo los alumnos, de la mano de sus maestros y maestras y, de manera ideal, con ayuda de los padres de familia. En este sentido, los lienzos, los espacios de luz/sombra y los cicloramas elaborados con acuarela, pasteles o gises son la base de ambientación de los escenarios.

El proceso del teatrillo

Uno de los ejes del trabajo en la pedagogía de base antroposófica, es que los procesos son tanto o más importantes que el resultado final. Los teatrillos no son la excepción. Las vivencias de los alumnos y de los maestros son de gran riqueza para hacer de toda la experiencia un elemento constructivo dentro de la formación de los estudiantes y en la autoeducación que un maestro Waldorf asume.

Lo ideal es que, una vez seleccionada la historia que será montada, el maestro de grupo busque si ya hay un teatrillo escrito al respecto. En las bibliotecas de las escuelas Waldorf, en las páginas web de intercambios, entre maestros y en la literatura mundial hay muchísimas opciones al respecto. Si no las hubiese, entonces el educador asumirá el escribir la pieza teatral.

Cuando el texto esté listo para el grupo, viene entonces la presentación a los alumnos. Esta se realizará al igual que las narraciones de grado, en un momento especial dentro del programa de clase principal, rodeada de los rituales habituales establecidos en la clase. Lo ideal es narrar la historia cuando se presenta al grupo, dejando para un segundo momento la lectura con acotaciones. Ya después llegará el momento de "ir corriendo" la obra en el salón de clases, antes de acudir al salón de usos múltiples o al patio de la escuela. No se asignan los personajes sino hasta que la obra se haya realizado muchas veces en el salón, para dar la posibilidad de que todos los alumnos y alumnas experimenten y vivan todos estos personajes de manera indistinta y aleatoria, sean femeninos o masculinos, sean principales o secundarios, sean humanos, animales, vegetales o minerales. Este recorrido de personajes permite al maestro de grupo observar las reacciones de los alumnos con base en los temperamentos, en sus capacidades individuales y, de paso, puede generar una readecuación de textos o de escenas. Así se lucha contra la especialización (no adecuada para niños del segundo septenio) y el crecimiento del ego, al motivar que todos los alumnos aprendan los diálogos de todos y participen de todo el proceso de montaje. Una vez que se ha llevado a cabo este proceso, estaremos listos para definir personajes por alumno.

Para primero, segundo y tercer grados, la preparación del teatrillo y el aprendizaje de los textos se realizan como si se tratase de un cuento en movimiento, de los que ellos están acostumbrados a desarrollar desde el Jardín de Infancia. Para alumnos más grandes, no se les da una copia del libreto sino hasta que ya se sepan la mayor parte de los diálogos y esto solamente sucedería de quinto en adelante.

Una buena medida para arrancar con los teatrillos es el segundo semestre del ciclo escolar, cuando ya las relaciones entre los alumnos y con su maestro están bien cimentadas, así como los elementos de orden, disciplina y ritmo dentro del grupo. Además, esto da tiempo a que la clase entera ya esté inmersa en las temáticas, las narraciones y los contenidos de su grado.

Contexto

Los teatrillos Waldorf incluyen música y oratoria. La música no debiera ser vista como un elemento de adorno, sino que se trata de aquellas piezas o canciones que tienen un sentido en la historia que se narrará en el escenario. Esto significa que todos en el grupo conocen, tocan y cantan las piezas musicales incluidas. La práctica estas piezas forma parte de la secuencia rítmica diaria en el salón de clases.

Lo mismo sucede con los versos en coro. Se incluyen en los teatrillos, ya que son parte de nuestro trabajo diario en el salón de clases. El trabajo de verso en coro no solamente coloca al ser humano en lo social, sino en una interacción dinámica con su grupo, en un ritmo respiratorio uniforme -establecido por el maestro con base en la observación de las necesidades del propio salón- y en una búsqueda de sentido en las imágenes de los versos y en una palabra hablada clara, suscinta y adecuada.

Un elemento de trascendente importancia para los teatrillos -en toda la Pedagogía Waldorf en los primeros 15 años de vida del ser humano- es no utilizar tecnología: equipos de amplificación de voz, música grabada, efectos de luces eléctricas y materiales no orgánicos para la escenografía y la utilería. No se trata de fomentar el anclaje al pasado y negar los avances de la tecnología, sino simplemente de permitir que sea la propia actividad humana en directo la que genere la vivencia para el espectador de los teatrillos, lo que es, en esencia, un elemento de peso en la pedagogía Waldorf. ¿Por qué es así? Tratamos de que el alumno, adulto en ciernes, tenga un contacto directo con lo natural, con lo orgánico, para que no dependa de las soluciones tecnológicas, como una medida que le lleve a vencer paradigmas en el mundo que le corresponda vivir en su edad adulta.

Estas experiencias de los teatrillos dotan a los estudiantes de desenvolvimiento en público, un factor de importancia para la educación preparatoria y universitaria y, especialmente, para la adultez. Un exalumno Waldorf podrá pararse ante un público y exponer sus puntos de vista con elocuencia y retórica, que es un factor fundamental para el complejo y cambiante mundo contemporáneo.

Las presentaciones

La culminación del proceso llega con la presentación ante el público. A estas presentaciones se invita a padres, familiares y a otros padres de familia de la escuela. Los alumnos de grados más altos al grupo que se presenta suelen asistir un día antes de la fecha de la presentación. ¿Por qué? Por un lado, muchas de las imágenes anímicas que son incluidas en los teatrillos de Primaria y Secundaria no son adecuadas, desde la perspectiva antroposófica, para los niños y niñas del primer septenio o menores al grado que se presenta en el escenario. Por otro lado, en Waldorf no anticipamos contenidos a los niños; para nosotros, es fundamental saber esperar el momento adecuado para todo lo que hacemos en la vida.

Llegado el día de la presentación, los estudiantes se asumirán en el escenario con una actitud formal que muchas veces sorprende a quien no tiene cercanía con lo Waldorf. Más de una vez veremos en la presentación que los alumnos se superan a sí mismos con voluntad y coraje; descubriremos en ellos, en esos momentos, chispazos de la semilla en ciernes que cada uno de ellos lleva en su interior y que se irá desarrollando para llegar a la adultez. Podremos verles cerrando filas para ayudarse, para apoyarse y para llevar a buen puerto la nave del teatrillo. Esta es una experiencia profunda y única para el adulto que está dispuesto a abrir su mirada y su corazón al proceso de formación paulatina de un niño.

Con frecuencia y en torno a los teatrillos surge la pregunta sobre el por qué no se presentan varias veces o por qué no los llevamos ante otros públicos. La respuesta es clara: no se trata de una actividad aislada del contexto pedagógico Waldorf, no se trata de una especialización para el alumno, no se trata de un elemento alimentador del ego de los alumnos o del de sus padres. Los teatrillos son, en esencia, una pieza más del rompecabezas del proceso educativo que tiene como finalidad formar adultos equilibrados, éticos, ecológicos, pensantes y -como establece Rudolf Steiner-, libres en la mayor medida de lo posible. Si en el camino de los teatrillos -así como en el de la formación de los coros o de los ensambles musicales, o en las matemáticas, las clases de arte o manualidades, en las de lenguas o en historia, geografía, astronomía o botánica, por decir algunas-, algún alumno encuentra su veta profesional, ya será tiempo hacia el tercer septenio de que vaya escogiendo una especialidad. Mientras ese momento personal no llegue, la formación integral que propone la Pedagogía Waldorf es el eje que debe regir la planeación del maestro de grupo, la orientación general de la escuela y, en lo ideal, la vida en familia. Con los teatrillos, padres de familia y maestros Waldorf tenemos una oportunidad de cerrar filas en torno a lo más preciado que en la humanidad poseemos: los niños y jóvenes de hoy.



2023-04-28 | 11:10:37am

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