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FIESTAS DE FIN DE AÑO… TIEMPO DE ENCUENTRO HUMANO

Adviento, Nochebuena-Navidad, Doce noches sagradas en la Pedagogía Waldorf por Arturo Cervantes

En una charla relacionada con las fiestas de fin de año en el mundo cristiano, Rudolf Steiner señalaba -ya hace 100 años- que “el ser humano actual no se prepara interiormente para éstas”. Y añadió, “muy poco ha quedado de lo que nuestros antepasados sentían con gran intensidad, ese sentimiento profundo de vivenciar la relación entre el hombre, el cosmos y su fondo divino. Estos rasgos emotivos surgían especialmente durante estas épocas festivas porque eran una realidad para el alma. En esos tiempos, el alma tenía sentimientos distintos a las demás épocas del año”.

Ciertamente, el frenesí comercial materialista hoy inunda a buena parte del mundo y nos lleva lejos de lo esencial, impulsándonos a desconectarnos, a enajenarnos y a aislarnos ante el aluvión de consumismo y trivialidad que ya es común para esta época del año. Hemos perdido nuestra conexión con la vida espiritual real y encontrar una nueva relación emotiva, que nos conmueva, es parte de la misión de la Antroposofía como base de la Pedagogía Waldorf.

En estas épocas decembrinas, en las escuelas Waldorf del mundo entero se procura ofrecer a los niños -y a sus familias- actividades sensibles y dedicadas encaminadas a resaltar lo humano, lo espiritual y lo social. Así, el ciclo completo de festividades inicia con la Noche de Faroles/San Martín, continúa con la Espiral y la Corona de Adviento y se encamina con la Pastorela y la preparación para la Nochebuena y la Navidad, con sus subsecuentes Doce Noches Sagradas. Por la trascendencia de cada una de estas festividades, bien vale ahondar en sus características, destacando que todas ellas forman parte del Adviento -preparación para lo que viene- y del festejo conmemorativo del nacimiento terrestre del niño Jesús, quien al crecer recibirá en sí -y para toda la humanidad- las fuerzas crísticas de transformación espiritual en un segundo nacimiento, el espiritual, representado por la Epifania (que se celebra el 6 de enero).

Noche de Faroles/San Martín

Cuando los días comienzan a ser más cortos y la oscuridad se amplía en la naturaleza, en el interior anímico de los seres humanos surge la necesidad de afianzarnos en la luz para no perdernos en penumbras. ¿A qué penumbras nos referimos? A esos espacios oscuros y ocultos a nuestra mirada interna, al subconsciente que tiende a gobernarnos, desviando muchas veces el sentido saludable de nuestras vidas. Al encender la vela de nuestro farol nos recordamos que somos perfectamente capaces de encontrar esa misma luz en nuestras oscuridades, de darle un sentido coherente a nuestra existencia, afianzándonos en los verdaderos valores humanos que nos enaltecen. Y si cada uno de nosotros “prende” esa luz interna, al unirnos a los demás podemos brillar juntos, irradiando los valores humanos verdaderos con más fuerza y contundencia, para transformar al mundo en un lugar bueno y bello para vivir y criar a nuestros hijos. La leyenda de San Martín así lo representa también, al narrarnos la vivencia de un oficial romano que encuentra a un anciano judío una noche de ventisca y nieve sufriendo los rigores del clima y a punto de perder la vida por ello. El oficial romano siente algo que le conmueve y detiene su paso, para apearse y cortar la capa a la mitad con su espada, para ofrecer a este anciano un resguardo amoroso que le permita sobrevivir. Esa vivencia, esa sensación interna del soldado, transforma su sentir y su pensar como un relámpago, generando en él un cambio trascendente que le convertirá en un ser humano solidario, sensible a los otros, amoroso y compartido.

Espiral de Adviento

Hace más de 70 años, en el centro Camphill de Escocia -fundado por Karl König y dedicado al trabajo con niños y adultos de necesidades especiales-, Karl Schubert, uno de los profesionales a cargo, se inspiró en una tradición de su familia para hacer lo que denominó “Jardín de Adviento”: un espacio al aire libre para ser recorrido en las últimas horas del día, donde se colocaba una vela prendida al centro, en la que el visitante prendía su propio farolito y, así, el espacio se iba iluminando conforme más personas participaban. El jardín se fue transformando en espiral, por las cualidades terapéuticas que conlleva esta forma y, así, se conformó el formato, mismo que se fue adoptando rápidamente en otros centros Camphill y en escuelas Waldorf de Europa. Hoy día, prácticamente en todas las escuelas Waldorf del mundo se lleva a cabo, con las particularidades que cada centro educativo presenta. Hacer el recorrido en la Espiral de Adviento es un acto que nos conecta con nuestra individualidad profunda, así como con los otros, al unir nuestras velas en un solo recinto.

Corona de Adviento

Es símbolo de la preparación para Nochebuena y Navidad. Esta tradición originalmente se realiza para llevar la cuenta, por medio de las velas, de las semanas que quedan hasta la llegada de la Navidad y, por tanto, la duración del tiempo de Adviento. A lo largo de los años se le han ido atribuyendo a la Corona distintos significados en función del país y también se han ido modificando los colores de las velas. En la Pedagogía Waldorf, usualmente se colocan una vela lila, una roja, una verde y una blanca, relacionándolas con los cuatro elementos de la naturaleza. Así, cada semana del mes corresponde a una de las velas, las que se van encendiendo en ese orden, acompañadas de un verso de época. Esta actividad puede replicarse en casa, acompañando el periodo de Adviento y llevando la pauta de tiempo hasta llegar a la Navidad.

Pastorela

Se trata de una representación teatral relacionada con el nacimiento del niño Jesús. Su nombre deriva de la palabra “pastores”, que en genérico se refiere a los hombres y mujeres simples de quienes narran los textos antiguos fueron a visitar al recién nacido con la esperanza abierta en sus almas. En buena parte del mundo hay pastorelas tradicionales, muy formales, que se apegan a la historia conocida, pero en México tenemos una variante, la pastorela de comedia, que con picardía y buen humor relaciona estos hechos para narrarlos con alegría. En Los Caracoles hemos hecho ya una tradición las pastorelas de comedia, reuniendo a toda la comunidad para disfrutar, entre risas y ligereza, de la recreación de la llegada del niño Jesús, quien recibiría en sí a El Cristo, para generar una nueva etapa en la vida de la humanidad entera.

La Nochebuena y la Navidad

Tradicionalmente, en el mundo cristiano se celebra el nacimiento del niño Jesús de Nazareth. La Nochebuena se celebra el 24 a la noche, simbolizando la espera previa al alumbramiento y, por ello, es costumbre reunirse en familia o con amigos para pasar una velada juntos, compartiendo una cena especial, cerca del Árbol de Navidad, que es a su vez una imagen que representa, por un lado, al árbol del conocimiento cuyo fruto comieron Adán y Eva (una imagen arquetípica). Por otro, anuncia la llegada del Mesías, quien es “el verdadero árbol de vida”. Así, este símbolo pone en relación al Antiguo Testamento con el Nuevo, dos partes fundamentales de la cristiandad contemporánea. La Navidad es la celebración por el nacimiento terrestre del niño Jesús y sucede propiamente el 25 de diciembre.

Las doce Noches Sagradas

Su número, doce, indica la relación que tienen con el curso del año completo y con el macrocosmos entero que rodea a nuestra Tierra. Con cada una de las doce noches sagradas, en el período entre el 25 de Diciembre y el 6 de enero, podemos vivenciar las fuerzas cósmicas y espirituales que, una detrás de otra, guían el curso del año calendario entero. “Las doce fuerzas universales del cosmos”, las define Rudolf Steiner. Así, en cada noche, agrega, se abren al alma humana portales espirituales que nos muestran cualidades anímicas a desarrollar o a fortalecer, para apoyar al ser humano en su camino cósmico espiritual, hacia la verdadera realización individual y social.

Colofón

En resumen, el periodo navideño, por llamarlo así, no es, en esencia, una época de consumismo materialista, sino en realidad un llamado a lo fundamental en la experiencia de la vida humana en esta Tierra. Vivenciar en familia o entre amigos cercanos esta época nos abre a la posibilidad de decidir qué ejemplo y qué imagen deseamos introducir en el alma de los niños a nuestro cargo y, así, qué tipo de formación para sus vidas estamos dándoles. Cierto, se trata de celebraciones ligadas al cristianismo pero, en esencia, se trata de valores universales que se colocan en primera fila, como un gran regalo para quien quiera vivirlos con un sentido espiritual por sobre lo material, aportando a su espacio personal, familiar y social una alternativa concreta al mundo caótico y materialista que decidimos venir a vivir en esta época.

¡Qué tengamos todos una feliz, fructífera, amorosa y profunda época navidena!



2024-11-25 | 07:00:04pm

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